Cómo está su autoestima? En Dios puede superarse

¿Cómo está su autoestima? En Dios puede superarse
En busca de la felicidad es una película basada en una historia real, que habla de un hombre llamado Chris Gardner, que a pesar de ser pobre, tener dificultades económicas y problemas familiares como lo es la separación de su esposa, sigue luchando contra todas las adversidades, y contra el mundo, para mantener a su familia, la cual es un hijo; un niño todavía muy pequeño que no entiende muy bien todavía por lo que están pasando, y todo lo que tiene que hacer su padre para verlo feliz. Chris Gardner es un hombre que se dedica a vender aparatos de alto valor a hospitales, los cuales no son muy utilizados, por lo tanto para los hospitales es un gasto innecesario, pero el problema es que de esto vive Chris y su hijo. Después de buscar trabajo, Chris consigue hacer una práctica para corredor de bolsa en una prestigiosa correduría de bolsa, para tener oportunidad de salir de la quiebra

Una trampa de Satanás: hacernos creer que no podemos
Usted se sorprendería si pudiera conocer cuántas personas a su alrededor: familiares, amigos y conocidos, enfrentan una baja autoestima. En medio de la pugna que se libra entre el mundo espiritual y el físico, se han dejado engañar por Satanás quien –sutilmente primero, pero agresivamente después—les vendió la idea de que no sirven para nada, que jamás podrán superar sus errores del pasado, que no están llamados a vencer sino a la derrota.
Por estos días cuando, en la lectura sistemática de la Biblia, estudiaba el libro de Jueces cuando me encontré con un relato que ilustra la situación de la sub valoración que hacemos de nuestras capacidades, potencialidad espiritual y posibilidades que tenemos hacia el futuro
El capítulo 6 de los Jueces relata que, como consecuencia de hacer lo que ofende al Señor, Él entregó a los israelitas en manos de los madianitas por espacio de 7 años. La situación era tan grave que debían esconderse en las cuevas y lugares para defenderse y huir de los ataques. Imagínese, después de haber visto tantos prodigios, y estaban ¡sometidos a la tiranía!

Jdg 6:1 Mas los hijos de Israel hicieron lo malo en los ojos del SEÑOR; y el SEÑOR los entregó en las manos de Madián por siete años.
Jdg 6:2 Y la mano de Madián prevaleció contra Israel. Y los hijos de Israel, por causa de los madianitas, se hicieron cuevas en los montes, y cavernas, y lugares fuertes.
Jdg 6:3 Porque cuando los de Israel habían sembrado, subían los madianitas, y amalecitas, y los [demás] orientales. Subían contra ellos,
Jdg 6:4 y asentando campamento contra ellos destruían los frutos de la tierra, hasta llegar a Gaza; y no dejaban qué comer en Israel, ni ovejas, ni bueyes, ni asnos.
Jdg 6:5 Porque subían ellos y sus ganados, y venían con sus tiendas en grande multitud como langostas, que no [había] número en ellos ni en sus camellos; [así] venían a la tierra destruyéndola.
"Era tal la miseria de los israelitas por causa de los madianitas, que clamaron al Señor pidiendo ayuda." (Jueces 6:5
Ante esta situación, Dios llamó a Gedeón. Un joven resignado a la situación de su pueblo. A partir de la transformación que se produjo en su vida, analizaremos 4 elementos que son claves en el proceso de superar la baja auto estima. Comprenderemos en qué situación nos encontramos y de qué manera emprender el camino hacia nuestro crecimiento, personal y espiritual, orientado a que Dios nos permita desarrollar todas las potencialidades.

1.- ¡No sirvo para nada!
Quizá ha visto personas a su alrededor --o usted mismo-- quienes ante los retos de la vida repiten con desánimo: "¡No sirvo para nada!" o bien: "¡No puedo!". Se dan por vencidos antes de emprender la batalla.
Lo primero que hizo Dios al abordar a Gedeón, a través de su enviado, fue proclamar en él a quien llegaría a ser, no a quien era ahora: "— ¡El Señor está contigo, guerrero valiente!" (Jueces 6:12 b). Igual con su vida o la mía: Dios nos ve como aquel que –en sus manos—llegaremos a ser, no a personas derrotadas, resignadas a su destino. Permitiendo que Jesucristo obre en su vida, llegará muy lejos.
Muchas veces nos parece imposible que podamos ser distintos, que alcancemos un crecimiento jamás imaginado. Algún testimonio
Probablemente al examinar su existencia, descubre que tiene enormes posibilidades pero se deja atar por esos pensamientos derrotistas, de minusvalía, que eran los mismos que asistían a Gedeón y al pueblo de Israel: "—Pero, señor —replicó Gedeón—, si el Señor está con nosotros, ¿cómo es que nos sucede todo esto? ¿Dónde están todas las maravillas que nos contaban nuestros padres, cuando decían: "¡El Señor nos sacó de Egipto!"? ¡La verdad es que el Señor nos ha desamparado y nos ha entregado en manos de Madián! …¿cómo voy a salvar a Israel? Mi clan es el más débil de la tribu de Manasés, y yo soy el más insignificante de mi familia." (Jueces 6:13, 16
El problema no es de Dios, si no ocurren hechos portentosos con nuestra vida y si no desarrollamos plenamente nuestra potencialidad. Posiblemente es nuestro porque nos dejamos convencer, mentalmente, de que no servimos para nada y que nunca lograremos algo productivo.

2.- ¡No soy dueño del pasado, sino del presente!
Una nueva lectura del versículo 13 le permitirá descubrir que Gedeón al igual que los israelitas, vivían atados al pasado. ¡Tremendo error! Usted y yo no somos dueños del ayer. Ya pasó. Ni siquiera en los recuerdos debe tener fuerza. Es como una serie de fotografías de un álbum. Las vemos en una o tal vez dos ocasiones, pero no estaremos todos los días viéndolas. Igual el pasado.
Recuerde que si bien es cierto no somos dueños de la cantidad de errores que cometimos en los viejos tiempos, sí podemos decidir sobre el hoy. Tomar decisiones acertadas con ayuda de Dios. Si en el pasado fui un fracasado, hoy puedo ser—y de hecho es así—un ganador en todos los órdenes. Asido de la mano del Señor, nada me detendré (Cf. Filipenses 4:13). ¿Y qué del mañana? Lo construiremos de la mano de nuestro amoroso Dios, que quiere lo mejor para nosotros.

3.- Consiente de lo que soy capaz
Dios no nos creó para ser derrotados sino vencedores. Es un principio que debe repetirse una y otra vez, al levantarse, durante la jornada del día y en la noche, cuando ora al Señor para entregar el día.
Observe lo que nuestro Supremo Hacedor le dijo a Gedeón y a nosotros hoy: "El Señor lo encaró y le dijo:   —Ve con la fuerza que tienes, y salvarás a Israel del poder de Madián. Yo soy quien te envía." (Jueces 6:14). Nuestro Creador no acepta una posición facilista, rendida al fracaso. Él espera que usted y yo tomemos un tiempo para hacer –con sumo cuidado--, una lista en la que discriminemos: nuestras fortalezas y nuestras debilidades.
Una vez haya hecho este diagnóstico, sabrá dónde se encuentra, y a partir de allí, mirando las debilidades, podemos orar a Dios para que nos ayude a superar pensamientos y obstáculos que se convierten en obstáculos para alcanzar grandes metas.
Un poco más adelante, en el versículo 16, el Señor le dijo a Gedeón: "—Tú derrotarás a los madianitas como si fueran un solo hombre, porque yo estaré contigo.".
Tome conciencia de dos cosas. Grábelas en lo más profundo de su corazón: a.- Si Dios nos envía a cumplir una misión, coloca en nuestro corazón grandes propósitos e incluso, nos pone un reto como estudiar una carrera, establecer un negocio o emprender un proyecto, es porque Él sabe que tenemos la capacidad para desarrollar lo que nos plantea. Así usted inconsciente o deliberadamente desconozca todas sus capacidades, Dios sí las conoce y quiere que, tomado de Su mano, pueda superar esa baja autoestima. b.- Si estamos en la voluntad de Dios, no lucharemos a nuestra manera sino a la de Él, con sus fuerzas, y con una ayuda así, tenemos asegurada la victoria.

4.- Desde hoy, corrijo aquello en que fallé
Cometer un error es comprensible. ¿Quién no lo ha cometido? Tal vez en el pasado usted fue golpeado por la derrota. Emprendió muchos proyectos y terminó fracasando. ¿Qué le hace pensar que hoy, que es un nuevo día, ocurrirá lo mismo?
Sobre esta base, usted debe decidirse—una vez evaluadas sus capacidades y consiente que Dios es quien le asegura desarrollar sus potencialidades y por ende la victoria--, a dar pasos hacia delante, a la conquista de grandes metas.
Algo interesante es que Gedeón vivenció la superación de todas las pesadas cargas que le impedían ser un ganador, y que le amarraban a una baja autoestima. Ante el asedio del enemigo, convencido ya que era un líder, permitió que Dios obrara a través suyo y llevó al pueblo a la victoria. "Todos los madianitas y amalecitas, y otros pueblos del oriente, se aliaron y cruzaron el Jordán, acampando en el valle de Jezrel. Entonces Gedeón, poseído por el Espíritu del Señor, tocó la trompeta, y todos los del clan de Abiezer fueron convocados a seguirlo.35 Envió mensajeros a toda la tribu de Manasés, convocándolos para que lo siguieran, y además los envió a Aser, Zabulón y Neftalí, de modo que también éstos se le unieron. " (Jueces 6:13
Un poco más adelante, en el capítulo 7 del libro de los Jueces, encontramos a un Gedeón liderando la los israelitas para derrotar a los madianitas. ¡Lo hizo con 300 hombres mientras que los enemigos eran un ejército muy numeroso!
Nada podrá impedir que alcance grandes objetivos. Téngalo presente. Con el poder de Dios, usted es un ganador, hoy, mañana y siempre. Él, nuestro amado Señor, quiere desarrollar las enormes potencialidades que hay en usted.